Una diestra felina, una soledad imperial, un destacamento que sirva de altar para cuando llega alguna victoria.
Uno requiere estar solo para sobrellevar su propio dolor, uno puede estar en el abismo, pero se pasea seguro como gato por los bordes, porque lo oscuro tiene fin, porque la herida ya no extenua, te reta a demostrarte a vos mismo que puedes ser más, que puedes fingir para salir de la brecha.
¿Qué sigue después no lo sé? paseo y duermo pensando en que puedo llegar a ser un buen contrincante.